La curiosa historia de cómo se inventó el Capuchino

6 noviembre, 2020 – #

La curiosa historia de cómo se inventó el Capuchino

Los italianos son grandes amantes de café; por ello, en el país transalpino, el momento del café es un auténtico ritual que va desde la preparación de la bebida hasta la limpieza de los utensilios después de su uso. Desde el expreso, pasando por el caffèlatte o el ristretto y hasta el shakerato existen muchísimas formas de preparar el café, aunque una de las más apreciadas tanto en Italia como en todo el mundo es el café capuchino.

En Italia el cappuccino es uno de los cafés más consumidos, y se prepara al momento en cualquier bar o cafetería, desde los más cosmopolitas establecimientos, hasta sencillos locales de barrio, ya que todo lo que se necesita es café, leche, una máquina de café exprés y el saber hacer del barista.

Cómo se inventó el capuchino ; El curioso origen de la palabra capuchino

El nombre de cappuccino o “cappuccio” – que es como se denomina coloquialmente a este tipo de elaboración del café en muchos lugares de Italia – tiene relación con los monjes capuchinos, cuyo hábito tiene un color similar al que se obtiene cuando el café expreso se mezcla con la espuma de la leche.

Estos monjes, estrechamente relacionados con los frailes franciscanos, no solían llevar la capucha de sus hábitos, motivo por el que los italianos los llamaban, scappuccini o, lo que es lo mismo, “desencapuchados”. Con el tiempo, la palabra fue evolucionando y, en la actualidad, al escuchar la palabra capuchino casi podemos sentir su exquisito aroma o paladear su cremosidad.

No fue en Italia donde se elaboraron los primeros cafés capuchinos

El nombre tiene su origen en Italia; sin embargo, los primeros cafés capuchinos se hicieron fuera de las fronteras italianas, en concreto, es en la ciudad de Viena donde se puede localizar la creación del primer café “capuchino”.

La leyenda más extendida apunta a que  el primer capuchino se sirvió en algún local vienés después de 1683. Fue en ese año cuando tuvo lugar la Batalla de Viena, que podría fin a la ocupación otomana en la ciudad, tras la marcha de los turcos, los vieneses encontraron varios sacos de café que los turcos habían dejado olvidados. Al prepararlos, el sabor de la bebida les resultó muy fuerte y amargo; así que, para suavizarlo, lo mezclaron con crema de leche y miel. Nació así un café, al que denominaron “capuchino” por el color que adquirió la mezcla, ya que recordaba a los hábitos de los frailes capuchinos.

El capuchino moderno

Café, crema de leche y miel fueron los ingredientes del primer capuchino; sin embargo, la receta actual es bastante diferente. Para elaborar un cappuccino solo se necesitan el mejor café y espuma de vapor de leche a la temperatura adecuada. De hecho, el secreto del éxito de los cafés capuchinos modernos es elaborar un buen expreso y añadir la espuma de la leche y, para ello, se necesita una cafetera expreso.

Así que habrá que esperar hasta el s. XX, en concreto, el camino para preparar capuchinos modernos arranca en 1901, cuando Luigi Bezzera patenta la máquina para elaborar café expreso. Posteriormente las máquinas se fueron perfeccionando e incorporando funcionalidades, como la posibilidad de calentar y hacer espuma de leche.

Será en 1930 cuando se empiecen a elaborar este tipo de cafés, aunque su popularidad comienza sobre 1950, extendiéndose rápidamente por toda Europa y, a continuación, por todo el mundo.

Cómo se obtiene un capuchino perfecto

Los ingredientes básicos para elaborar un buen cappuccino son 25ml. de café expreso y 125 ml. de leche, el secreto para su elaboración está en la temperatura a la que se calienta la espuma de la leche, que no debe superar los 65ºC para que no se destruyan las burbujas de la espuma, que son las que otorgan la textura característica del café.

Quienes conocen bien cómo elaborar este café, son incluso capaces de presentar un cappuccino a regola d’arte o, lo que es lo mismo, vertiendo la espuma de forma que cree un bonito diseño, como pueden ser rosas, hojas, pinos o corazones.

Espolvoreado con cacao, chocolate o canela, endulzado con azúcar blanquilla o azúcar moreno, o sin nada, lo que nadie puede negar es que el capuchino es el perfecto acompañamiento de una pieza de repostería a la hora de desayunar o merendar.

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